jueves, 4 𝗱𝗲 julio, 2024
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Desafiando el legado del “redlining”: problemas de pobreza, contaminación y falta de tiendas de comestibles

Redlining
Foto: Archivo

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Alexis Quintar – El legado de desigualdad económica y social causado por el “redlining” (línea roja) sigue afectando a comunidades como Guilford y Alamance en Carolina del Norte, hasta el día de hoy. Es importante señalar que la “redlining” es una práctica discriminatoria que se inició en los años 60 como parte de las políticas implementadas por la Administración Federal de Vivienda (FHA siglas en inglés), cuyo propósito era negar o limitar servicios financieros, tales como préstamos hipotecarios y seguros, según composición racial o étnica. En 1935, el Junta del Banco Federal de Préstamos Hipotecarios (FHLBB) pidió a la Home Owners’ Loan Corporation (HOLC) que creara “mapas de seguridad residencial” para indicar el nivel de seguridad para inversiones inmobiliarias en cada ciudad. Estos mapas destacaban áreas más nuevas y consideradas deseables para préstamos en verde, mientras que áreas más viejas y consideradas riesgosas se perfilaban en rojo. Estos mapas se utilizaron por entidades privadas y públicas durante años después para negar préstamos a personas de comunidades minoritarias.

Esta política tenía como objetivo separar y tratar injustamente a las minorías, por lo que esta política federal empeoró las cosas para los barrios urbanos centrales, porque les impidió obtener préstamos para comprar casas. La línea roja hizo que los vecindarios estuvieran más segregados y las ciudades empeoraran en Estados Unidos. Después de una gran reunión en 1973, algunos grupos en Chicago formaron la Acción Popular Nacional (NPA) para luchar contra el robo de dinero a los vecindarios y la no concesión de préstamos de manera justa. La NPA y sus aliados hicieron un gran trabajo cuando crearon la Ley de Divulgación de Hipotecas de Vivienda (HMDA) de 1975, donde comenzó a ser obligatorio que los bancos inviertan y concedan prestamos a comunidades latinas, negros o de bajos recursos.

En Guilford y Alamance, al igual que en muchas otras partes de Norteamérica, esta disposición causó un impacto devastador en las comunidades minoritarias, ayudando a la formación de guetos urbanos, promoviendo la desigualdad económica y social entre las comunidades blancas y no blancas. A pesar de que las leyes y políticas federales posteriores, como la Ley de Igualdad de Vivienda de 1968, prohibieron específicamente la discriminación racial en el acceso a viviendas, aún se perciben las consecuencias del “redlining” en estas comunidades.

La lucha contra la contaminación del agua en Burlington: Transformación y resiliencia

Otra de las grandes problemáticas que atraviesa la región es la contaminación del agua en el condado de Burlington, el cual está vinculado a las actividades industriales pasadas, sucesos que deterioraron la salud de los habitantes. Entre los tranquilos paisajes de Burlington, se esconde un testigo silencioso de una era pasada, la planta de misiles conocida como la Western Electric Company – Tarheel Army Missile Plant, la cual, durante los años de la Guerra Fría, se utilizó como escenario para proyectos altamente clasificados de investigación en un área que abarca aproximadamente 9 hectáreas al este de la ciudad. Esta planta tenía más de veinticuatro edificios distribuidos en su área, y fue el centro de operaciones secreta del ejército estadounidense en las décadas de los cincuenta y sesenta. En 2017, las autoridades sanitarias del condado aseguraron que toda la zona donde está instalada Western Electric es un peligro para la salud pública por su alto nivel de contaminación. Por décadas, se han informado casos de contaminación asociados con esta planta, incluyendo solventes, metales pesados y compuestos orgánicos que se infiltraron en el suelo y agua subterránea. Estos contaminantes han afectado los suministros locales de agua, representando un riesgo para la salud. En aquel momento, el ahora exmiembro de la Cámara de Representantes de Carolina del Norte, Ricky Hurtado, manifestó: “La mayor causa de preocupación es todo lo que queda por aprender sobre la contaminación medioambiental. El daño puede ser mucho mayor de lo que conocemos. Tenemos que contar toda la historia de este lugar y hablar de lo que hace falta hacer para que contribuya al bienestar de East Burlington”. Además, Hurtado añadió: “Tenemos una ciudad que está dispuesta y un condado con un interés renovado, ¿pero tenemos algún propietario que esté dispuesto a invertir? Para impulsarlo necesitamos limpiar el lugar y no solo por la rentabilidad, sino mejorar el vecindario”.

En el mismo hilo de información, Jeff Triezenberg, ex responsable de la planificación urbana de Burlington, en diálogo con Policy Watch, se refirió a la gente que habita la zona. “La comunidad es mayormente negra y tiene una población latina en crecimiento. Los ingresos por unidad familiar son bastante más bajos que los del resto de la ciudad, lo que también ha suscitado mucha preocupación en relación con la justicia ambiental”, expresó Triezenberg. La contaminación del agua en Burlington ha generado preocupación entre los residentes locales, activistas ambientales y funcionarios gubernamentales. Se han realizado investigaciones y estudios regulatorios para abordar el problema, haciendo hincapié en la limpieza de sitios contaminados. Sin embargo, la limpieza completa de las áreas afectadas sigue siendo un desafío continuo que requiere esfuerzos sostenidos que hasta el momento no prospera. Según un folleto emitido por la ciudad de Burlington, la limpieza de este sitio es particularmente complicada. “El sitio de Western Electric es único debido a las múltiples partes responsables del saneamiento y a que el actual propietario no tiene planes inmediatos de desarrollar el lugar. Los planes de desarrollo son importantes para establecer los objetivos de descontaminación”, indica el documento.

Bingham Park: Un espacio recreativo con historia en Greensboro

Bingham Park es un parque ubicado en Greensboro de aproximadamente 12 acres entre los vecindarios de Eastside Park, Willow Oaks y Cottage Grove. Dicho parque se sitúa entre las calles 500 Bingham St. y está rodeado por S. English Street al este, E. Market Street al oeste y McConnell Road al norte sitios en donde predomina los vecindarios con personas de raza negra. A lo largo de la historia, esta zona ha sido un pequeño vecindario residencial para trabajadores de fábricas y molinos, lo que refleja la historia industrial de Greensboro a través de su poder industrial. Con el tiempo, el vecindario ha evolucionado y se ha diversificado, atrayendo a una creciente comunidad latina y afroamericana, quienes han enriquecido la cultura local con una variedad de tiendas, restaurantes y eventos culturales que celebran esta diversidad. El terreno que hoy conocemos como Bingham Park tiene un pasado muy diferente, por el hecho de que, en la primera mitad del siglo XX, este sitio albergaba un incinerador destinado a la quema de residuos domésticos del pueblo de Guilford. Desde 1922 hasta 1955, las cenizas y fragmentos de residuos generados por la quema se depositaban en este vertedero pre-regulado, era una solución común en esa época para la gestión encargada de este tema, aunque hoy en día resultaría impensable debido a las normativas ambientales más estrictas. El hecho de que Bingham Park se localice en un antiguo vertedero plantea desafíos ambientales en curso. Sin embargo, el parque no se limita a un ambiente; es un lugar de reunión para tres vecindarios importantes en Greensboro, Eastside Park, Willow Oaks y Cottage Grove, los cuales disfrutan de una gran variedad de actividades al aire libre, eventos sociales y tiempo libre en el parque. La presencia de áreas verdes accesibles es crítica para la vida de los residentes al ofrecer una pausa de la agitación de la ciudad y promover la vida sana. Las autoridades locales y los movimientos ambientalistas han implementado medidas de limpieza y monitoreo en el Bingham Park para proteger la salud de la comunidad y restaurar la calidad del medio ambiente.

Los errores del pasado deben solucionarse con urgencia, ya que muchos niños han perdido la oportunidad de jugar al aire libre, reconocen los funcionarios de la ciudad. Personas como Robert Parker y Johnnie Moore, quienes representan a la comunidad, demandan que se restaure el parque y se le devuelva su riqueza original al lugar. “No puedes decirme, después de tantos años, que eso no se puede arreglar en un parque. No voy a aceptarlo. Los niños no quieren estar encerrados en sus habitaciones jugando. Quieren correr libres”, señaló Moore, mediante un comunicado. En las inmediaciones de Bingham Park se pueden leer carteles que dicen “los usuarios del parque no deben beber agua ni caminar en el canal del arroyo” y “los usuarios del parque no deben cavar ni usar la tierra en el parque”.

El parque está en un estado desolador debido a que el campo de béisbol y la cancha de baloncesto se encuentran en ruinas, sin redes ni superficies planas. Además, la presencia de contaminantes como arsénico, plomo y manganeso en el suelo y el agua ha llevado a prohibir cualquier actividad recreativa. En el mes de marzo, varios funcionarios de la ciudad anunciaron un plan para limpiar el agua y mover los escombros con un financiamiento entre 14 y 17 millones de dólares, lo que generó un poco de esperanza en el horizonte. A pesar de que el proceso para renovar por completo el parque puede ser muy costoso y difícil, la comunidad de Greensboro está lista para presenciar cómo Bingham Park se convierte en un símbolo de esperanza para el futuro, dejando atrás su pasado contaminante.

  • Los residentes de White Street siguen oponiéndose al vertido de tierra tóxica

La comunidad que reside cerca del vertedero de White Street se mostró muy preocupada por la utilización de este espacio para verter tierra contaminada procedente de Bingham Park. Esta medida que tomaron las autoridades de Greensboro generó mucho miedo en los habitantes de la zona, ya que esta decisión podría afectar directamente su salud. Recordemos que Bingham Park fue cerrado por la Agencia de Protección Ambiental hasta que traslade los desechos tóxicos del lugar, y una de las opciones posibles es el vertedero de White Street, ya que es el más cercano, por lo que lo convierte en el vertedero económicamente más viable con un costo estimado entre 24 y $27 millones de dólares. Otros de los vertederos en donde se podrían depositar estas tierras contaminadas es el de Asheboro con un costro de 36 millones, y la más lejana es en Troy, el pueblo ubicado en el condado de Montgomery, el cual tendría un costo de 54 millones.

Ante esta situación la ciudad de Greensboro convocó a la comunidad a una reunión el pasado miércoles para discutir la propuesta. El miércoles 22 de mayo, un puñado de ciudadanos asistieron al Centro de Recreación Peeler para escuchar la propuesta de los líderes del Departamento de Parques y Recreación y de la Oficina de Sostenibilidad y Resiliencia. Según publicó un medio local, a pesar de las garantías de seguridad, la comunidad no estaría muy convencida de este proyecto y eso quedó en claro con la opinión de Lewis Brandon, un residente de Greensboro, quien manifestó: “En los 67 años que he estado en Greensboro, no conozco ningún cambio social. Cada cambio que ves en esta comunidad se debe a demandas y manifestaciones. No se debe imponer esta carga a White Street y ni a ninguna otra comunidad. Ésta es una cuestión moral”. Cathy Johnson, otra asistente a la reunión que aconteció en el Centro de Recreación Peeler, dejó en claro que está dispuesta a luchar contra el posible uso de White Street. “Nosotros, como comunidad, debemos llegar a un consenso”, sostuvo Johnson. Además, añadió: “Esa es nuestra responsabilidad porque no van a dejar de hacer lo que están haciendo. Estoy cansado de cada lugar al que voy, de que los negros sufran”.

  • El plan de Greensboro para trasladar residuos de Bingham Park a White Street refleja la historia del medio ambiente

El vertedero de White Street, ubicado en el este de Greensboro, donde alguna vez fue utilizado para depositar desechos domésticos y escombros de construcción, en estos días es el sitio más fiable para verter los desechos tóxicos provenientes de Bingham Park. Los recientes informes afirman que dentro de todas las opciones que hay para eliminar los desechos de Bingham Park, se encuentran los vertederos de Uwharrie en Troy y el Great Oak en Asheboro, pero el basurero de White Street es la opción más factible.

Uno de los factores que hacen que White Street sea la elección más factible es su rentabilidad, convirtiéndose en la alternativa más económica a nivel transporte y supuestamente, con un menor impacto ambiental. El traslado de los desechos de Bingham Park al este de Greensboro puede costar alrededor de 24 a 27 millones de dólares y liberaría 233 toneladas métricas de dióxido de carbono a la atmósfera en un trascurso de cuatro meses.

No obstante, el gran problema que enfrentan las autoridades de Greensboro es que sus residentes están muy preocupados por el efecto que podría causar este vertedero en la ciudad. Recordemos que el basurero de White Street está activo desde 1940 y varias zonas no están cubiertas, por lo que cualquier sustancia puede ser depositada en ese lugar. Este sitio está ubicado en el Distrito 2, un área donde predominan las personas de color, el cual esta representado por la concejal Goldie Wells. Por último, recientes investigaciones que se realizaron en torno a la ubicación de los vertedores revelaron que las zonas pobres y comunidades negras es donde predominan estos basureros y que también están asociados con tasas más altas de cáncer.

Escasez de tiendas de comestibles en la zona: “Desiertos alimentarios”

Tal vez has escuchado sobre el término “desiertos alimentarios” o “food deserts”, pero ¿sabes su significado exacto y dónde se ubica? De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), un desierto alimentario se define como áreas que carecen de frutas, verduras y otros alimentos integrales saludables, donde al menos 500 personas o el 33% de la población vive a más de una milla de distancia de un supermercado o tienda grande. En Carolina del Norte, estos desiertos pueden estar más cercanos de lo que puedes imaginar, ya que la falta de acceso a supermercados y alimentos frescos en áreas cercanas a Bingham Park o en zonas marginadas cerca de la antigua planta de Western Electric, este tipo situaciones se repiten. Desafortunadamente, este desafío está presente en muchas áreas de Carolina del Norte, puesto que la comida accesible proviene de establecimientos de comida rápida y mercados rápidos que no cuentan con productos agrícolas frescos. En los últimos años, se ha identificado a áreas como West Charlotte, Southeast Raleigh y Northeast Greensboro como desiertos alimentarios debido a la falta de acceso a alimentos nutritivos. En las zonas de los desiertos alimentarios, la gente debe recorrer largas distancias para llegar a tiendas donde poder comprar alimentos saludables a precios razonables.

A pesar de ello, en estas áreas desfavorecidas, se están poniendo en marcha programas estatales para mejorar el acceso a alimentos frescos. La colaboración con organismos como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ha posibilitado incrementar el número de mercados agrícolas móviles y puestos agrícolas, además de fomentar la agricultura comunitaria. Según Ruth Petersen, del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Carolina del Norte, señaló que desde el 2018 varios programas se están coordinando para aumentar el acceso a alimentos nutritivos, incluyendo el programa Mujeres, Bebés y Niños que ayuda a las mujeres embarazadas y a las madres de niños pequeños a tener acceso a alimentos saludables. Días atrás, el anuncio del cierre de cientos de tiendas Family Dollar, ha generado preocupación en Carolina del Norte, especialmente en las zonas rurales del estado. El cierre de estas tiendas podría tener graves consecuencias en las comunidades que cuentan con ellas como principal fuente de acceso a alimentos frescos y económicos.

Para muchos habitantes de Carolina del Norte, las tiendas Family Dollar no son únicamente sitios para hacer compras, sino que también representan una importante fuente de alimentos en áreas donde es difícil acceder a frutas, verduras y otros productos frescos. Según Will Kornegay, fundador y CEO de Ripe for Revival, estas tiendas son de gran importancia en comunidades rurales, ya que podrían ser la única opción para obtener productos frescos. “En estos condados donde puede que solo haya un Family Dollar o un Dollar Tree o una gasolinera local, estas tiendas venden productos frescos. Las familias se ven obligadas a comprar toda su comida en las gasolineras, donde solo tienen acceso a patatas fritas o comida frita y cosas que realmente no les permiten tener un estilo de vida más saludable”, expresó Kornegay mediante un comunicado. Asimismo, el fundador de Ripe for Revival añadió: “Estadísticamente, en Estados Unidos, uno de cada ocho personas padece inseguridad alimentaria; es posible que no sepan de dónde vendrá su próxima comida. Estos desiertos alimentarios en el este de Carolina del Norte tienen un promedio cercano a uno de cada seis. Esto muestra estadísticamente cuál es la diferencia entre las áreas rurales y las más urbanas en todo el país”. Aunque se han hecho muchos esfuerzos, los desiertos alimentarios siguen existiendo y se necesita seguir trabajando para resolver este inconveniente que involucra a toda una comunidad. No obstante, gracias a la colaboración y el compromiso de la comunidad, estamos progresando hacia un futuro en el que todos tengan acceso equitativo a alimentos saludables.

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