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Las múltiples dimensiones del racismo: Entrevista a Raúl Quiñones Rosado, senior trainer del Racial Equity Institute

Foto: Archivo

Leah Carlson- El racismo es un concepto complejo. Expertos aseguran que en Estados Unidos es estructural y evidente en todos los ámbitos de la sociedad. Aunque hace más de 50 años el Congreso haya promulgado la legislación más completa de la historia contra la discriminación , la Ley de Derechos Civiles de 1964, siguen existiendo las mismas brechas de desigualdad racial o se han profundizado, aseguran. 

Hoy en día, la tasa de desempleo de los afroamericanos sigue siendo más del doble que la de los blancos, las escuelas públicas están más segregadas que en la década de 1950 y los jóvenes negros tienen 21 veces más probabilidades de ser tiroteados y asesinados por la policía que sus compañeros blancos. 

Los afrolatinos se enfrentan a desafíos similares. Según un estudio del Pew Research Center (PRC), una cuarta parte de los latinos estadounidenses se identifican como afrolatinos, sin embargo, tienen menos probabilidades que otros latinos de tener algún tipo de educación universitaria (24% frente a 37%) y más probabilidades de tener ingresos familiares más bajos. 

Además, en la comunidad latina en Estados Unidos también se manifiesta el racismo entre sus propios miembros y contra los afroamericanos. El legado del colonialismo y la esclavitud dejó consecuencias sociales, económicas y políticas que persisten hasta nuestros días y que inmigrantes, inevitablemente, traen consigo..

De hecho otro estudio del PRC informa que un 27% de los latinos dice haber sido discriminado por miembros de su propia comunidad y la cifra aumenta a un 41% si estos latinos tienen piel oscura.

Para Deena Hayes-Greene, directora ejecutiva del Racial Equity Institute (REI), uno de los retos actuales es tratar de entender la raza y el racismo, sus orígenes y cómo funciona en el mundo y en nuestros sistemas. “La gente no lo entiende, ni siquiera las personas que lo experimentan”, aseguró en una entrevista a la North Carolina Public Radio.

Con sede en Greensboro, Carolina del Norte, el REI ofrece sesiones de formación, presentaciones, talleres y seminarios a personas y organizaciones que desean entender este problema y construir equidad racial en sus empresas y comunidades.

Sobre estos temas, Greensboro Latino conversó con Raúl Quiñones-Rosado senior trainer del REI y coautor y cofacilitador del taller “Retos en la lucha por la justicia racial” (Latino challenges, en inglés), un taller “dirigido a personas que viven o trabajan en comunidades latinas y que están interesadas en acabar con las disparidades raciales en las instituciones y en trabajar juntas por la justicia social”, según el sitio web de esta organización. 

Quiñones-Rosado, es Director Fundador de Cambio Integral LLC, autor, psicólogo social y educador en justicia racial. En 1992 fundó el Institute for Latino Empowerment, donde implementó iniciativas de desarrollo de liderazgo y organización en entornos comunitarios e institucionales de Estados Unidos. 

Comprender qué es racismo

Para Quiñones un paso importante hacia la comprensión de la discriminación por color de piel entre los propios latinos es entender la diferencia entre colorismo y racismo. Sobre este último concepto asegura que en el establecimiento del Nuevo Orden Mundial, que empieza con Portugal y España en Latinoamérica, se crea por primera vez lo que se llama racismo “como función de una ideología que considera que los europeos y la gente de ascendencia europea es superior biológicamente, intelectualmente, en su estética, su cultura, en todos los aspectos”.

“A los africanos esclavizados les llaman negros desmembrandolos de su cultura, etnicidad, con esa etiqueta globalizante. Ahí se crea un sistema racial. Junto con el colonialismo genocida y el capitalismo, se crea el racismo. Los llamamos trillizos”, agrega.

Este sistema de razas se establece primero en lo económico, luego en lo político y en lo legal para trascender a todos los ámbitos de la sociedad.“El racismo a grandes rasgos y bien elementalmente se define como prejuicio racial más poder institucional”, explica.

“Si hay prejuicios entre blancos contra negros o negros contra blancos es socialmente o moralmente inaceptable, pero para los efectos, sin el poder no es racismo, (…) tiene que tener la ley atrás, tiene que tener las fuerzas que van a implementar la ley, el aparato del Estado”.

Pares racializados

Quiñones explica que aunque por razones culturales los latinoamericanos se consideran en términos raciales como un continuo, luego de más de 500 años, persiste la idea de que el que es más blanco que el otro es superior y tiene más privilegios. “Aún entre lo que se llama ahora people of color, gente mulata mestiza, no blanca, existe la ideología y una dinámica social dónde, pues yo no soy blanco, pero soy más blanco que tú”. 

“¿Quiénes son los que se contratan en los medios? ¿Quiénes son los actores y las actrices? Aún dentro de la familia, de cinco hermanos, por ejemplo, ¿quién tiende a tener más acceso y a recibir hasta más halagos? El más clarito, no la negrita de la familia. Esto se llama colorismo”, asegura.

Esta dinámica es distinta al racismo porque entre personas racializadas como no blancas entre sí, ninguno tiene más poder que el otro, excepto el poder social, pero no económico, ni político. Esto es colorismo.

Asimismo, el experto explica que la dinámica de los latinos en Estados Unidos es también colorismo. “Somos colectivamente racializados como no blancos y no tenemos poder institucional, ni cultural. Por lo tanto lo que se da entre nosotros mismos en Estados Unidos es colorismo, no racismo”.

“Colectivamente por más blanquito que tú y yo seamos acá en Latinoamérica, en Puerto Rico, en Venezuela o en Chile, nos montamos en el avión y llegamos a Estados Unidos y somos latinxs”, agrega Quiñones. 

Explicar esta realidad a los latinos en Estados Unidos es difícil, bien porque desconocen o niegan la cuestión racial o bien por el mito casi universal en Latinoamérica del mestizaje, de que “somos la mezcla armoniosa de españoles europeos, indios y ’esclavos’, como dicen, no personas esclavizadas o africanos”. 

Países racializados 

Quiñones acuñó el término de etnocolorismo para describir los prejuicios y discriminación entre latinoamericanos de diferentes países. Por ejemplo, de puertorriqueños contra dominicanos o de dominicanos contra haitianos. 

El investigador explica que aunque se le suele llamar xenofobia a este fenómeno, se trata de algo diferente al rechazo, miedo u odio a un extranjero. “Nosotros no tenemos ningún miedo a los dominicanos, ni a los haitianos. Nos llevamos de lo más bien y compartimos 95% en nuestras visiones culturales”, agrega.

Asegura que el etnocolorismo parte también de esa idea intergeneracional de siglos que establece que si eres blanco eres superior. “En tiempos de la colonia en Puerto Rico, con las Cédulas de Gracia, se pobló de españoles y otros europeos blancos para cambiar la proporción racial, generando la noción de que en la isla son mestizos y mulatos, pero más blancos que los dominicanos. Mientras que la narrativa que domina en República Dominicana es la del racismo antinegro pro blanco, donde el indio no es tan bueno como el blanco, pero es mejor que el negro y se asegura que no hay negros, que los negros son haitianos”, ejemplifica.

Quiñones explica que cuando la escala del colorismo se da a nivel nacional y se racializa a toda una nación se denomina etnocolorismo. El estudioso asegura que este fenómeno se da tanto en Latinoamérica, como en Estados Unidos.

Latinos, afrolatinos y afroamericanos

Al ser consultado sobre cómo ve la comunidad latina en Estados Unidos a los afroamericanos aseguró que se trata de un asunto complicado que tiene que ver con cuán consciente es la persona latina de la historia de racismo en Estados Unidos contra las personas negras y contra los latinos. 

Citó el ejemplo de los puertorriqueños que emigraron a Estados Unidos  principalmente a Nueva York, New Jersey, Chicago al noroeste. “Ese patrón de inmigración que empezó con una ola en los 1920 y los 30 y otra ola a fines de los 40 y los 50, que fueron criados o nacidos en comunidades puertorriqueñas, que llevan generaciones conviviendo junto a afroamericanos, conocen y han desarrollado una conciencia de que, aunque sean diferentes culturalmente o en términos de color, las circunstancias no son tan diferentes”.  

Para el psicólogo social, los movimientos como Young Lords, de finales de los 60 y los 70 en Chicago y en Nueva York, conformados por puertorriqueños y mayormente afropuertorriqueños e inspirados por los Black Panthers, son evidencia de esto. “Ahí había más conocimiento, más solidaridad y entendimiento. Algo similar se da entre los mexicanos o méxico americanos en Los Ángeles y en ciertas ciudades que conviven con afroamericanos en circunstancias similares”. Sin embargo, asegura que no es así en todas partes, “según ha ido creciendo la población y han estado llegando inmigrantes de Latinoamérica que traen consigo el racismo latinoamericano, antinegro”.

Para Quiñones, las narrativas, las imágenes que recibimos en los medios sobre los afroamericanos refuerzan los estereotipos que se dan en Estados Unidos. “Entonces los latinoamericanos llegan a Estados Unidos y dicen: ‘¡Ah, pero aquí hay trabajo! Los afroamericanos están pobres porque les da la gana porque yo aquí trabajo, yo trabajo dos, tres y cuatro trabajos y me defiendo’”. 

Por buen camino 

Sin embargo, el estudioso asegura que hay un creciente movimiento antirracista en Latinoamérica que está rompiendo con  la negación del racismo. “En México en los censos no se contaba la población negra. Ahora por primera vez han contado los millones”.

Una dinámica importante de cambio de conciencia entre la comunidad latina en EEUU se reflejó en el último censo donde los latinos han tenido que identificarse racialmente. Por muchos años la mayoría se autodesignaba como blanca, pero en el 2020, esto disminuyó del 53% del 2010, al 23%. “La  mayoría, se auto designó en la categoría de multirracial, birracial y eso ha sido un cambio de conciencia, de identidad racial enorme”, enfatiza Quiñones.

También los frecuentes casos de violencia y abuso en contra de miembros de la comunidad  negra, ahora más visibles debido a las Redes Sociales, como el del asesinato de George Floyd a manos de la policía, significan un punto de inflexión que despierta a todas las razas. “Tal como dice mi compañera María I. Reinat-Pumarejo ese grito de George Floyd a su mamá no solamente llegó a los oídos de ella o de las mujeres afroamericanas, fue un llanto y un grito a todas las madres, a todos los padres”. 

Ha habido y hay un giro importante en la identidad racial de los latinos y en su conciencia racial. “Esto es todavía central en nuestro trabajo, pero vamos en la buena dirección”, concluye Quiñones.

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