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Faith Action rinde homenaje a mujeres que con su liderazgo ayudan a superar los obstáculos de la inmigración 

Foto: FaithAction International House

Raquel García Núñez- Encontrar apoyo en quienes ya han recorrido el complicado camino de la emigración es crucial para lograr una adecuada adaptación a una cultura con costumbres muy distintas, un nuevo idioma y múltiples obstáculos que hacen que cada día sea un verdadero desafío. 

En el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer, Faith Action International House reconoció esta semana el valioso trabajo de las “heroínas anónimas”, mujeres inmigrantes que se han tomado el trabajo de identificar y ayudar a solucionar los problemas que afrontan otras mujeres y sus familias que han decidido emigrar a Estados Unidos, específicamente a Carolina del Norte.

En un evento denominado “De Mujer a Mujer”, Eniris Riddick, la primera mujer en 25 años que asume como Directora Ejecutiva de la organización, celebró la oportunidad de trabajar para Faith Action con una perspectiva de inmigrante. “Esto es un hito porque ahora podremos diseñar y ofrecer servicios con un abordaje integral”, destacó la activista de origen puertorriqueño.

Faith Action International House tiene un largo historial de asistencia al inmigrante en Estados Unidos. La organización cuenta con personal diverso y bilingüe que trabaja para servir y acompañar a más de 3000 nuevos inmigrantes y refugiados con programas educativos y sirviendo como puente entre distintas culturas y religiones. 

Actualmente, ofrece ayuda personalizada con Tarjetas de identificación Faith Action, apoyo con necesidades básicas (alimentos, pañales, atención médica y problemas de vivienda), asistencia de emergencia a familias que enfrentan detención y deportación, así como a personas y familias afectadas por COVID-19, asesoría en materia legal, espacios seguros y acompañamiento para sobrevivientes de violencia doméstica/sexual, oportunidades educativas y asistencia para la preparación laboral, entre otros servicios.

Por su parte, Smita Sarkar, directora de Educación y Alcance Comunitario de Faith Action enumeró los grandes choques culturales y profundos cambios que afrontan las mujeres inmigrantes en Estados Unidos, y en este contexto, la importancia que cobra el trabajo de muchas activistas desde distintos ámbitos para acompañarlas en el proceso de superarlos. “La necesidad de empoderamiento, luchar contra la depresión, la soledad, mujeres extremadamente calificadas en sus países que tienen que comenzar como trabajadoras de fábrica y las frustraciones, aprender un nuevo idioma solo para poder hablar con alguien”, destacó Sarkar.

Durante el evento en el que se celebraron los logros de las mujeres, lideresas inmigrantes de diferentes orígenes ofrecieron sus testimonios sobre cómo su trabajo ha impactado positivamente en las comunidades donde viven. Tal es el caso de Geisha Mohammed, quien llegó de Niger hace 20 años y tiene 15 trabajando con refugiados en varias organizaciones sin fines de lucro. Mohammed expresó su gratitud a la empresa Mountaire Farms por haberle abierto las puertas a ella y a otras personas en su condición cuando llegaron al país.  “Como refugiados a veces perdemos la esperanza, pero mírame hoy. Es un largo sendero, es un proceso de aprendizaje. Tenemos que tolerar, educar”, señaló la activista, quien ahora trabaja para esta empresa como reclutadora de personal.

Otra de las asistentes al encuentro de mujeres lideresas fue Lynn Thompson, Directora de Participación Comunitaria del New Arrivals Institute, organización sin fines de lucro que se dedica a la enseñanza del idioma inglés a refugiados e inmigrantes en NC, y que también ofrece orientación cultural, alfabetización en salud, formación en materia de empleo y asesoramiento educativo individual.

Thompson relató que hace 24 años las mujeres refugiadas no aprovechaban los programas gratis de ESOL (programa de Inglés para Hablantes de Otros Idiomas) que se impartían en Greensboro porque tenían que quedarse en casa cuidando a sus hijos. Esta situación fue detectada por el personal de Lutheran Family Services y el Guilford Technical Community College (GTCC, por sus siglas en inglés) que propusieron llevar a las madres a la iglesia para que recibieran sus clases, mientras sus hijos eran cuidados en el mismo lugar. Thompson destaca esta historia como un ejemplo de empoderamiento femenino que ayudó a muchas mujeres refugiadas a aprender un nuevo idioma y ser más proclives a nuevas oportunidades.

Participaron del encuentro “De Mujer a Mujer” otras lideresas inmigrantes que compartieron sus experiencias ayudando a mujeres de su comunidad a encontrar empleos acordes con su preparación académica y experiencia laboral, así como a conseguir recursos para continuar sus estudios universitarios. Sobre este último punto, María Cortéz Pérez, expuso las gestiones que realiza  en su comunidad, incluyendo al Concejo de la Ciudad de Greensboro, para aumentar el apoyo a la Equidad de Matrícula,  que busca la igualdad de acceso a la educación superior a los estudiantes indocumentados y que estos paguen tarifas de residentes en las universidades y colegios comunitarios del estado.

Los testimonios de mujeres inmigrantes que con su trabajo ayudan a empoderar a otras, mostraron la importancia de contar con organizaciones y personas con vocación de servir que contribuyen a minimizar los impactos de la inmigración. 

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