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Papa Francisco: Una vida dedicada a los marginados y desamparados 

Papa Francisco
Foto: Aleteia Image Department

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Leah Carlson- El lunes 21 de abril el Vaticano anunció la muerte a los 88 años del papa Francisco, el primer pontífice jesuita, latinoamericano y no europeo en casi 1.300 años. La causa de la muerte fue un derrame cerebral que desencadenó en un coma y un fallo cardíaco.

Un día antes, el domingo de Pascua, el máximo líder de la Iglesia Católica había bendecido a los fieles desde una silla de ruedas en la Plaza San Pedro. En el que fuera su último mensaje instó a quienes ocupan cargos de responsabilidad política en el mundo a utilizar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y fomentar iniciativas que promuevan el desarrollo. 

También dijo que “no puede haber paz sin libertad religiosa, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto a las opiniones de los demás”, pero aseguró que “la paz es posible”.

Antes de ser electo papa, Francisco pensaba pasar sus días de jubilación episcopal en una sencilla habitación de un seminario, pero terminó dirigiendo el destino de la Iglesia Católica tras la dimisión de Benedicto XVI en 2013, el primer pontífice que renunciaba en casi seis siglos. En el cónclave de 2005 que eligió al papa Benedicto XVI el cardenal Bergoglio había quedado segundo.

Jorge Mario Bergoglio, su nombre secular, decidió llamarse Francisco, en honor a San Francisco de Asís, el fraile dedicado a la piedad y a los pobres que renunció a su herencia material.

Durante su mandato llamó a la inclusión y a la atención a los marginados, los migrantes, los pobres y los desamparados, también atendió a las víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros de la iglesia católica y a los católicos homosexuales que habían sido excluidos. 

Es reconocido por su disposición al diálogo, el debate y el discernimiento, sobre temas que durante siglos fueron considerados tabú, como el celibato sacerdotal, la comunión para divorciados que se habían vuelto a casar y el aumento del papel de las mujeres en la Iglesia. 

Según relata un artículo del New York Times, una vez dijo  a un sacerdote jesuita y amigo: “La oposición abre caminos. Me encanta la oposición”. “Los jefes no siempre pueden hacer lo que quieren”, dijo a Reuters en 2018. “Tienen que convencer”.

Además, abogó por delegar el poder de las burocracias del Vaticano a los obispos de todo el mundo, haciendo énfasis en un enfoque colegiado, de gobierno compartido, y descentralizado.

Francisco nombró a más de la mitad de los votantes del Colegio Cardenalicio, que elige al sucesor del Papa, haciéndolo más diverso. Sus nombramientos incluyeron al primer cardenal afroestadounidense.

También introdujo amplias restricciones a la misa en latín pues consideraba que se usaba de forma ideológica como reacción a la modernidad.

En 2014, creó la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, para atender los escándalos de abuso sexual de Boston. La Comisión, que incluía a víctimas de abusos, esperaba responsabilizar a los obispos, pero no tuvo el alcance deseado. Sin embargo, Francisco emitió un edicto, que se hizo permanente en 2023, que obliga a los funcionarios de la Iglesia a denunciar los casos de abuso sexual a sus superiores. 

En el ámbito internacional ayudó en la resolución de conflictos de larga data como el de Estados Unidos y Cuba y sus emisarios participaron en un acuerdo de paz que terminó con décadas de guerra civil en Colombia. 

Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en el barrio de Flores de Buenos Aires. Estudió en una escuela dirigida por sacerdotes salesianos y a los 17 años de edad sintió el llamado a hacerse sacerdote cuando al pasar junto a una iglesia sintió que debía entrar. “Esas cosas uno las siente por dentro, y no sabe lo que son. Sentí que alguien me agarraba desde dentro y me llevaba al confesionario. Allí mismo supe que tenía que ser sacerdote”, dijo Francisco, según una cita del New York Times.

Fue ordenado sacerdote jesuita en 1969. Con 36 años, dirigió la Compañía de Jesús en Argentina, aunque su mandato terminó con un exilio en Alemania y Córdoba por lo que sus detractores de entonces describieron como un estilo de gestión imperioso y autocrático. Sin embargo, en 1992, un alto cargo de la Iglesia argentina lo nombró obispo auxiliar de la diócesis de Buenos Aires. Seis años más tarde se convirtió en arzobispo. 

El papa Francisco es recordado como un aficionado fiel del equipo argentino San Lorenzo de Almagro que publicó un sentido mensaje de despedida en su cuenta de X: “Nunca fue uno más y siempre fue uno de los nuestros. Cuervo (nombre de los aficionados del equipo) de niño y de hombre… Cuervo como sacerdote y Cardenal… Cuervo también como Papa…Siempre transmitió su pasión por el Ciclón (…) Socio N°88235. De Jorge Mario Bergoglio a Francisco, hubo algo que jamás cambió: su amor por el Ciclón”.

En su testamento, Francisco expresó su deseo de ser enterrado en una tumba sencilla en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. Será el primero en más de un siglo que optó por este lugar de entierro, fuera del Vaticano. Francisco pidió que su tumba estuviera en la tierra, sin decoración particular y con una única inscripción: “Franciscus”.

“Deseo que mi último viaje terrenal concluya precisamente en este antiguo santuario mariano donde fui a orar al principio y al final de cada Viaje Apostólico para confiar mis intenciones a la Inmaculada Madre y agradecerle por su cuidado dócil y maternal”, declaró en su testamento publicado por el Vaticano.

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